Novela política-profético-onírica
ambientada en la próxima guerra
que se desarrollará en la Argentina
luego de ser invadida
por las tropas de las Naciones Unidas.
Escrita por José Luis Núñez.

7: El manto de la Virgen

-Es imprescindible que alguien de toda confianza viaje de inmediato al sur, para ver hasta donde llegó la falla que casi le cuesta la vida a Gabriel, solucionarlo y hacerse cargo.
Quien así se expresaba, con la aquiescencia de sus pares, era Raúl.
Tenía en su haber la experiencia recogida en su paso como aventajado cadete del Colegio Militar de la Nación hasta su expulsión del mismo, y después como jefe de la guerrilla peronista, ya que en su juventud había elegido, como muchos militantes, el camino que lo llevó hasta enfrentar al fundador del movimiento.
Precisamente, la tropa guerrillera que había comandado se desempeñaba en áreas rurales.
También aquilataba el fruto de las conversaciones y meditaciones que tuvo a lo largo de los casi diez años que pasó en prisión cuando fue capturado, en 1975.
Su madurez entrañaba una gran capacidad para valorar el temple de las personas. Obviamente, era diestro en las tácticas militares que en ese momento su usaban contra las tropas invasoras y había contribuido a la organización de la resistencia.
-Si bien tenemos muchos y buenos candidatos, no tenemos margen para el error, ya que quien sea elegido deberá conocer toda la información que podamos darle, actuar con pie de plomo y recorrer el lugar con una buena cobertura- añadió Bocha.
El simple hecho que Bocha y Raúl entre otros, hubieran trabajado juntos a los largo de los últimos años demostraba el nivel de maduración que había alcanzado la generación política de la que formaban parte.
Ya en el año 2006 habían plasmado una opinión común en un escrito publicado en Junio de ese año, cuando el Ejército reconoció y rindió homenaje por primera vez, a los militares y civiles fusilados cincuenta años antes por la “Revolución Libertadora”.
La “mesa chica” fue analizando diversas posibilidades y descartándolas sucesivamente, considerando insuficiente cuantas virtudes ostentaban los candidatos.
-Perdimos la ventaja que nos dio haber organizado el terrero con anticipación, porque aunque zafe, Gabriel ya está quemado y lo mejor será que se retire del terreno- acotó Bocha.
-Nuestra ventaja era como un frasco de tinta en el mar. Si bien tuvimos la capacidad de prever lo que en definitiva ocurrió, y organizamos bastante bien a los grupos básicos y las comunicaciones, los que tenemos enfrente nos llevan siglos de ventaja- reflexionó el Edgeo.
Cierto era. Cuando desde niveles intermedios del gobierno nacional se filtró la intención de proceder a recuperar el manejo de las rentas petroleras y minera, se había alertado a poderosísimos intereses que tenían en esos resortes, parte esencial de sus políticas de dominio.
Y continuó diciendo: -Por un lado era previsible que los chinos reaccionaran en protección de sus intereses, ya que cuando su empresa petrolera estatal compró las acciones que vendió Repsol, quedaron como socios mayoritarios de Eskenazi. Y si a esto le sumamos la política que adoptaron hace casi medio siglo para con la zona, no cabían muchas dudas-
Se refería así a lo que en el lejano año 1973 el Congreso del Partido Comunista Chino había aprobado como una estrategia internacional “sin tiempo” para con la Patagonia argentina, considerándola por su escasa población, “res nullius” o sea cosa de nadie y por lo tanto, sujeta a apropiación. Y la gran presión demográfica interna del país asiático lo llevaba a buscar áreas donde eventualmente ubicar sus excedentes humanos.
Esta política fue conocida por el canciller Alberto Vignes e informada de inmediato al Presidente Perón, quien falleció pocos meses después, el 1º de Julio de 1974.
-En cuanto a los ingleses, demás está decir que siempre ambicionaron como propia a nuestra Patagonia y a su proyección antártica. Incluso lo proclamaron en sus mapas y en los de la Unión Europea. De hecho, la Carta Patente de la Corona británica del 21 de Julio de 1908 con la que Eduardo VII incorporó como “dependencia” de las Falkland a la mitad del territorio patagónico y a toda la isla de Tierra del Fuego, fue “suspendida” por las protestas argentina y chilena, pero recién fue derogada con la firma del Tratado Antártico de 1959.
-Y la partición de Israel reactivó los proyectos originales de Teodoro Herlz y el Barón Mauricio Hirsch, los que ya en 1890 pretendieron construir el “Hogar Judío” en nuestra mesopotamia, con el apoyo del presidente Avellaneda y compañía. Y si no lo hicieron, fue simplemente porque entre los dirigentes sionistas europeos prevaleció la opinión de ocupar Palestina y no La Argentina- agregó.
Y enseguida concluyó: -No le demos más vueltas. Yo conozco muy bien toda la región, porque durante muchos años fui a dar charlas y conferencias que organizaba entonces el foro Somuncurá y otras organizaciones patagónicas, incluso la Universidad del Comahue. Retomando esas actividades, para lo cual cuento con los contactos necesarios, puedo trasladarme y moverme con la cobertura adecuada.-
Los demás se miraron y asintieron. Edgeo llevaba muy bien sus años. En su juventud había sido atleta, y mantenía su estado físico en base al yoga y a su desapego al tabaco.
Además, así se evitaba trasladar mucha y grave información a un tercero quien hubiera debido asimilarla y procesarla.
Rato después, concluida la reunión, decidió caminar las cuarenta y pico de cuadras que lo separaban de su departamento en el barrio de Caballito.
La “Casa de Curtis” estaba en un lugar que el “tsunami” del año 2012 no afectó directamente, pero su cercanía al mismo había devaluado a los inmuebles que allí existían. Por eso, cuando Buenos Aires volvió a ser habitable, el barrio se convirtió –por los bajos alquileres que allí se pagaban- en un reducto de estudiantes universitarios y jóvenes empleados que le daban un aire de bohemia, ruidosa y pintoresca.
Ensimismado, mientras andaba entre ese ambiente despreocupado se iba diciendo que releería “Toponimia Patagónica”, libro escrito en 1932 por el joven capitán Perón, que contenía la etimología araucana del paisaje al que se dirigiría.
Discurría para si cuando de pronto se encontró frente al templo que un siglo atrás los salesianos habían dedicado a María Auxiliadora, en Almagro. Sin pensarlo ni decidirlo, se sintió impulsado a entrar y arrodillándose en los últimos reclinatorios, quedó mirando sin ver hacia el lejano Sagrario. Desde uno de los altares laterales, los ojos ciegos de la imagen del Beato Ceferino lo escrudiñaban.
Habían pasado muchos años desde la última vez en que pisara suelo consagrado. Sin embargo, se sintió confortado y permaneció largo rato meditando sobre la protección divina que necesitaría para salir airoso de la empresa que afrontaba.
Si bien la convivencia con el peligro no le era ajena – tal el sino de su generación- nunca había afrontado tamaña responsabilidad, frente a un enemigo que contaba a su favor, con la “legalidad” internacional, y con toda la parafernalia tecnológica que acarreaban los cuerpos expedicionarios que integraban el contingente militar de la O.N.U.
Advirtió que alguien lo observaba atentamente. El sacristán esperaba que se retirara para cerrar las puertas del templo. Levantó la mirada hacia la hermosísima imagen de la Virgen entronizada en lo alto del altar Mayor y presintió que contaría con la protección de la Madre de Cristo.
Reconfortado, salió a la calle y siguió su camino.*

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