Novela política-profético-onírica
ambientada en la próxima guerra
que se desarrollará en la Argentina
luego de ser invadida
por las tropas de las Naciones Unidas.
Escrita por José Luis Núñez.

9: El correntino Santillán

Gabriel preparaba el regreso a Salta junto con su esposa Martina. Mientras tanto conversaba con Edgeo Urpoli sobre la situación de la región en la que había trajinado hasta lo que llamaba “su incidente”. Ambos compartían la hospitalidad del hogar del doctor García quien sin haberse unido a la resistencia, tenía hacia sus integrantes una actitud benévola y tolerante.
De hecho, el chivito que se doraba en la cruz sobre las llamas de lengue era la excusa social adecuada para que los máximos responsables locales de la oposición armada al invasor pudieran conversar sin temor mientras las mujeres cuchicheaban en la galería del chalet de Trevelín.
El dueño de casa guardaba una respetuosa distancia de sus invitados, para permitirles una mayor libertad de conversación.
Una vez que el visitante del “norte” informara a Gabriel sobre la situación general –nacional e internacional- del conflicto, éste pasó a referir a Urpoli los detalles de la organización local.
-Los descendientes de Calfulcurá sufrieron y sufren exclusión y pobreza. Igual que el resto de los argentinos que, paisanos o ciudadanos, pueblan todo el territorio y se vieron sometidos a las políticas que desde Buenos Aires, expoliaron al país en beneficio de unos pocos.-
-Ni más ni menos. No sufrieron más discriminación que el criollo, el hijo de tanos, de gallegos o de polacos que deben ganarse el pan de cada día en una sociedad que los explota y los expulsa.-
-Lo que ocurre con este fenómeno social y político del movimiento mapuche es lo mismo que se da con los descendientes de europeos que apelan a la doble nacionalidad que puede obtener del país del que precedieron sus antepasados sola y únicamente porque esta Argentina no les ofrecía un adecuado ámbito de desarrollo personal, sino todo lo contrario.-
-Y a caballo de esa realidad se han montado los intereses de siempre, los que aprovechan todos los resquicios que les presentamos para fragmentar y dividir a la sociedad argentina, buscando esterilizarla con enfrentamientos que no deberían existir.-
-Es claro que desde 1982, cuando la “nación mapuche” aparece y solicita su reconocimiento diferenciado de Chile y de La Argentina, los que fogonean el proyecto fueron y son las internacionales del petróleo.-
-Ellos mejor que nadie conocen la importancia patagónica en el rubro energía, tanto por lo que puede dar desde el continente y la plataforma submarina, como por su cercanía a los yacimientos de las Malvinas y del continente antártico, ya que los principales yacimientos detectados en este último, están situados a ambos lados de la península de San Martín.-
-Para que puedan explotar sin riesgos tanto unos como otros yacimientos, necesitan una patagonia segura para ellos. Y nada mejor que negociar con una “nación” araucana desgajada de La Argentina y de Chile, un típico estado títere creado y sostenido por las mismas petroleras.-
Después de la larga parrafada a las que Gabriel era particularmente afecto y que fue escuchada pacientemente por su interlocutor, añadió:
-La falsía del reclamo supuestamente étnico es que la mayoría de la población que tiene algo de sangre mapuche, está perfectamente integrada al resto de la sociedad. Incluso varios mapuches “puros” forman parte de nuestra organización.-
-Y como si eso fuera poco, el caudillo indiscutido de esta comarca, es un guaraní que no puede desmentir su estirpe, porque salvo el apellido que le legó algún español, es indio de la cabeza a los pies y de allí tiene una astucia natural para moverse en el bosque.-
-Su familia, correntina de Mercedes, se trasladó a Buenos Aires cuando él era muy chiquito, y allí sufrió los vaivenes de la economía, como todos.-
-La cuestión es que cuando era adolescente tuvo problemas con la policía, llevado por las malas juntas en las que había caído. Y seguramente habría terminado mal si toda la familia no se trasladaba al sur, aprovechando la posibilidad que les dio el proyecto “Tehuelche”-
-Lo conocí cuando vine a Esquel antes de la invasión y empecé a caminar los pueblos y los cerros. Fue mi guía tanto en uno como en otro ámbito. El vive en Nueva Tecka, con los suyos. Poco a poco lo fui poniendo al tanto de mis verdaderos propósitos y hoy día es mi mano derecha, digno de toda confianza-
-Trabaja en un aserradero en el cual es delegado del sindicato, así que tiene bastante libertad de movimiento ya que el gremio lo suele enviar a otras ciudades de la provincia, y la empresa no pregunta demasiado.-
-Como yo me estoy yendo a Salta en unos días, le pedí que se acercara, y si usted no tiene inconvenientes, lo llamo y andará por acá en media hora-
Así fue como Edgeo Urpoli, integrante del órgano de conducción de la resistencia político-militar suramericana, conoció al indio Américo Santillán, caudillo indiscutido de las fuerzas locales.
Rato después Santillán se integraba, costilla en mano, a los degustadores del cabrito. De naturaleza reservada, gustaba observar atentamente su entorno y solo intervenía en la conversación si era expresamente requerido.
Todo su aspecto mostraba inteligencia natural y aplomo. Era, como lo describiera Gabriel, indio de cabo a rabo.
Al término del asado, y mientras los demás comensales se entregaban a la sobremesa, apartándose hacía una umbrosa arboleda, conversaba más animadamente con el dirigente que había conocido ese día.
Había sido Santillán quien planeara y ejecutara, al mando de dos “batallones” de irregulares, las operaciones que permitieron aniquilar una patrulla reforzada de las fuerzas israelíes, hecho que tanta consternación provocara en el hemisferio norte.
A su natural inteligencia y probada lealtad sumaba el don del mando. Su único defecto era –quizá- su osadía rayana en la temeridad.
Luego de exponer sus planes a la autoridad visitante y recibir del mismo las órdenes para su desempeño inmediato, el grupo se disgregó sin despertar sospechas.*

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